lunes, 26 de mayo de 2014

La historia de Giges de Lidia (versión Herodoto libro IX)

 Es curioso que una disyuntiva que obviamos sin tregua, es más, a la cual enfrentamos taxativamente a costa de las circunstancias autoritarias que rodean sea el detonante de una batalla final a cara de perro, a todo o nada.
Giges, como súbdito propio a obedecer, luchó no en vano en una guerra moral siendo conocedor de las reglas azarosas y crípticas del juego en el que fue introducido carente de consulta previa(valga la filosofía del No REPROCHE).

 Imagino refutar la inspección forzosa de los elementos corporales de la bella reina tal como el marido de ésta y rey de Lidia, Candaules, magnificaba. O tal vez sencillamente describía literalmente la preciosa naturaleza humana de la que quedó absolutamente enamorado. Aún así,por si las moscas, sería comedido preguntar acerca a Herodoto de Halicarnaso , autor de esta historia de entre una pila de ellas almacenadas en la obra del historiador griego Los nueve libros de la historia.

 Casualmente he logrado trasladar la base del dilema moral al desarrollo de nuestras vidas corrientes; solemos contar con amigos a través de los cuales cedemos hasta la total inmolación en roles que en ocasiones pagaríamos por no aceptarlos. Juanito se tira del sexto piso; ¿yo? yo soy su amigo (quiere decir que lo acompaño).

 Cuando Herodoto escribe dicho suceso recalca la imagen del  desgraciado  o cabeza de turco al que se le comparece un crudo dilema: suicidio comomedio purificante tras haber contemplado ilícitamente los encantos de la esposa del rey o acabar y destronar a Candaules, en duelo, para hacerse con el poder y la mujer más hermosa. Giges debió pensar que la segunda opción contenía un ápice de mayor valor que recurrir al honorable suicidio. De cualquier modo, me parece egoísta y un ataque al derecho inalienable de la vida la postura del ministro, quien arrebata la libertad fundamental en compensación con la suya propia.

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